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Una respuesta militante a Levitsky

Este artículo nace como una respuesta y con el fin de plasmar la mirada que tenemos dos militantes de partidos, (Tierra y Libertad –hoy Frente Amplio por justicia, tierra y dignidad- y el Partido Socialista, respectivamente). Partirnos de asumir a la fragmentación política de la que habla el señor Levitsky como una crítica valida pero no exclusiva de la izquierda y que supone algo más de fondo que es la crisis de las instituciones y, particularmente, de los partidos políticos en el país.

E. Robles y A. Rodríguez

Publicado: 2015-06-13


Ante el olvido del discurso “anticapitalista” y “antiimperialista”:

Hay dos formas de entender el concepto anticapitalismo o antiimperialismo:

a) Como discurso funcional de campaña al éxito político (la forma) o b) como una lectura de las relaciones de poder local y global que asume una apuesta política de lucha (el fondo). El artículo de Levitsky se sustenta en un argumento de forma para zanjar un argumento de fondo y nos parece que el debate, su artículo, debería hacer un intento de ir hacia lo segundo.

Hay una contradicción al resaltar el descontento social respecto a las políticas actuales del modelo y la necesidad de hacer diversos cambios tomando en cuenta ejemplos como los triunfos de izquierda en América Latina, ya que se omiten los sendos discursos y sucesos –dentro de sus matices- de Rafael Correa, Evo Morales, Hugo Chávez y Pepe Mujica, los proyectos de mayor éxito electoral en América Latina, frente al antiimperialismo y frente al modelo*. Los caminos no exactamente tienen que ser iguales y las estrategias de marketing político varían, no obstante, el “antiimperialismo” no es marketing político, Sr. Levitsky, es realidad y apuesta que se viene construyendo.

2. Sobre la renovación:

En cuanto a la necesidad de renovación, sostenemos que no se trata de exclusiones sino de cambios. La renovación más que buena oratorita supone repensar y cuestionar profundamente nuestras prácticas políticas y lo que estamos haciendo para ofrecer un proyecto de izquierda al país hoy. Por ello, la renovación debe expresarse en apuesta claras para el funcionamiento de un referente unitario teniendo como bases no más candidaturas naturales, elecciones primarias, principio de un militante, un voto, paridad de género y, qué duda cabe, la importante participación de las y los jóvenes del país.

Si bien es cierto que hay personas que cumplieron su ciclo y que deben dar paso a las nuevas generaciones, nosotros/as debemos aprender de las experiencias anteriores e interpelarnos sobre el compromiso y la disciplina que como militantes “jóvenes” tenemos porque si hay algo que no podemos objetarle a los/as “viejos” es que entregaron su vida al anhelo de transformación del Perú, y no la construyeron solo con plantones o apariciones mediáticas, lo hicieron construyendo partido, insertándose en el pueblo, entregándose arduamente a la lucha en contextos muy adversos. Las y los jóvenes estamos llamados, entonces, a buscar nuevas alternativas más democráticas en el interior de nuestras organizaciones y el cambio generacional pasará también por la renuncia a ciertas lógicas caudillistas, verticales y pragmáticas.

3. Sobre los símbolos:

Un reto que tenemos las y los militantes es quitarle a los símbolos la carga dogmática y sangrienta que dejó Sendero Luminoso a la dimensión simbólica y mística de la izquierda. No obstante, no hay mejor arma que la de conocerlos bien, entendiendo la historia que tienen los símbolos y el rumbo a seguir que su mística deja, están ligados profundamente: SOMOS CONTINUIDAD Y RUPTURA.

La tarea nuestra es construir una izquierda -plural y diversa- que sea capaz de involucrar a los sectores emergentes y a las amplias capas sociales que se han generado a lo largo de estos años.

4. Sobre la “nueva” base social y la redistribución:

La redistribución es un paso indispensable para sostener una transformación real de las dinámicas de poder para los derechos fundamentales de los ciudadanos/as. Sin embargo, no se agota ahí. El paquete de reformas a la realidad de hoy pasa también por promover una nueva dinámica económica que supere el modelo primario exportador y genere el acceso a otros niveles de producción que se sustente en la diversificación productiva y la planificación territorial.

¿Hoy en día la base social del Perú ha cambiado? Sí y no.

Existe un 70% de trabajadores de informalidad laboral y no organizados que se han visto afectados por los paquetes neoliberales en la última década. Hay un 75% de la Amazonía concesionada y un 70% de conflictos sociales de tipo ecoterritorial y una Lima que en los últimos años por nueve millones de metros cuadrados en viviendas construidas para los sectores A, B y C, solo hay 138 de menos de US$30 mil para los más pobres y ninguna para quienes tengan menos de US$15 mil, teniendo cada vez menos posibilidades de acceso a la vivienda propia por la especulación inmobiliaria. Entendiendo también que vivimos con nuevas dinámicas sociales, las izquierdas deben contemplar mayores esfuerzos para comprender estas lógicas e insertarnos no como espectadores/as sino como actores claves porque no somos meros intelectuales analizando su objeto de estudio, somos personas dispuestas a generar cambios con y para la gente. En suma, las condiciones han variado, sí, y es obvio después de décadas, pero la desigualdad y la necesidad de cambio perdura. Es nuestro sentido, es nuestra razón.

¿Tan lejanos estamos?

Sí y no. Lo cierto es que movimientos masivos de gente como el que se dio contra la Ley Pulpin -absolutamente urbanos y con un 61%**  de sentir común de la gente- no precisamente se reflejan en el programa de la derecha, ni del “centro”, ni menos aún con la desaparición del eje laboral como un tema fundamental para un proyecto de izquierda. El que poco más del 68%***  de la población peruana sostenga que el Proyecto Tía María no debe ser llevado a cabo es un indicador; el que en Cajamarca el 75% de la población haya querido que no vaya Conga, y que a su vez este proyecto minero con todos sus derivados haya sido la agenda detonante para la elección regional, también nos dice algo del sentir común. Estos movimientos no se limitan a la movilización en sí misma, sino, fundamentalmente, al reclamo de una agenda de fondo ausente en materia de política pública, asumir esto y más – porque, sin duda, falta más- terminan siendo el gran reto de la izquierda hoy. Optimistas de la voluntad y pesimistas de la razón, con esperanza, principios y alegría: ¡Se puede!

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*Hay matices y podríamos distinguir entre el discurso y la política en sí misma pero lo cierto es que ninguno dejó de tener una posición crítica del imperialismo.

**Datum: Encuesta arroja que el 61% de ciudadanos rechazan la polémica “Ley Pulpín”.

***El 68 por ciento de la población peruana cree que es necesaria la suspensión o cancelación definitiva del proyecto minero Tía María, según una encuesta del grupo GFK.


Escrito por

La Revuelta

Hemos nacido para quedarnos. Compartimos sueños, construimos cambio. TW: @ARTEPATER


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